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martes, 28 de febrero de 2017

Enseñanza Especial, orgullo cubano

Por Armando Boudet Gómez/Colaborador de Adelante

Enseñanza Especial, orgullo cubano

Foto:Otilio Rivero Delgado/Adelante

CAMAGÜEY.- No siempre el impacto de una noticia o información se corresponde con su trascendencia, ya sea en el entorno nacional o internacional. Hace unos días la prensa de la Isla publicó una nota donde se daba a conocer que la UNICEF, organización de las Naciones Unidas ( ONU) para la atención a la infancia, reconoció que en Cuba no había niños con desnutrición infantil, mientras en el mundo existen millones de ellos muriendo cada día, cada año, por esa causa y el hambre. Creo que hasta nosotros los cubanos no valoramos en toda su magnitud esta realidad de nuestra niñez, aunque todos sabemos los desvelos que nos cuesta.
Recientemente, los medios de comunicación daban a conocer como una de las calamidades que azota a la infancia, casi únicamente en los países del llamado Tercer Mundo, que solo en la agricultura trabajan 98 millones de niños en el mundo, otros 54 lo hacen en los servicios generales y 12 en la industria, construcción, la extracción de carbón y otras, mientras en América Latina unos 13 millones de infantes constituyen fuerza de trabajo barata, fundamentalmente en la economía “informal”, por lo que no aparecen en las estadísticas oficiales.
Por estos días, La Habana fue sede del VII Congreso Internacional de Educación y Pedagogía Especial durante el cual se dio a conocer que en Cuba se atienden en 365 centros educacionales 37 mil alumnos con necesidades educativas especiales, mientras en el resto del mundo de los más de 150 millones de infantes con discapacidades existentes, muy pocos son los que reciben algún tipo de educación.
Decía que estas realidades, que matan, mutilan, frustran, discriminan y excluyen a millones de niños a escala universal, muy pocas veces ocupan espacio en la “gran” prensa, salvo en los órganos alternativos, unas veces desplazados por decenas de víctimas producto de los actos terroristas o de odio racial o religioso, por las guerras de rapiña de las grandes potencias, o porque se le atribuye carecer del impacto que motive la atención del lector, del oyente, del televidente, del argonauta, y otras porque su exposición pondría en evidencia la mano siniestra de las transnacionales, los políticos, los gobiernos corruptos y venales, expoliadores de los intereses de los pueblos.
Al reflexionar sobre estos asuntos, me fue imposible sustraerme, sin el menor ánimo chovinista, al comportamiento que estos fenómenos de carácter social, económico y político, relacionados con los niños, tienen en Cuba, no ajena a las dificultades y carencias materiales de otras naciones que padecen las situaciones apuntadas, pero si dueña de una voluntad política del Gobierno Revolucionario, de que ninguno de nuestros infantes sea víctima de esas calamidades que hoy azotan la infancia en una buena parte del mundo.
En la Isla, el niño o la niña, desde que se encuentra en el vientre de la madre recibe una atención médica y nutricional especializada que no termina con el nacimiento, sino que se continúa con la niñez y la adolescencia hasta su llegada prácticamente a la adultez e incluso, si por alguna razón requiriera alimentación diferenciada en alguna de estas fases, el Estado se la proporciona a través de dietas médicas. Solo recordar que la mortalidad infantil en la Isla es una de las más bajas a escala mundial, comparable a la de los países desarrollados, y por debajo incluso, de la de los Estados Unidos.
Aquí no se explota el trabajo infantil en ninguna de sus variantes. El Estado regula la edad laboral mediante el Código de Trabajo cuyo inicio es a los 17 años y dispone acerca de una protección especial a los jóvenes trabajadores, pues con anterioridad obligatoriamente deberán cursar la educación universal hasta el nivel medio, que es gratuita y cualquier violación en algunos de estos aspectos están contemplados en el Código Penal vigente.
La Educación Especial es nuestro orgullo, porque la inició aquí el líder histórico Fidel Castro, por el humanismo que encierra, por el principio ético que presupone, por el profundo sentido inclusivo que representa, porque ningún niño o niña, no importa la discapacidad que tenga, es discriminado y mucho menos excluido y porque en Cuba, como ha dicho el presidente de la Asociación Mundial de Educación Especial, ningún infante discapacitado viaja en solitario, porque va acompañado de una regla de tres: la escuela, la familia, y la comunidad.
Que en Cuba sea así y en otras partes del mundo no, no solo nos apena y aflige, sino que con todo vigor y argumentos denunciamos y combatimos a los responsables de tales flagelos contra la niñez, que no son otros que el brutal capitalismo y el imperialismo internacional insaciable en su sed de riqueza y opulencia, y porque para remediar en algo tan despiadados males damos de lo poco que tenemos en actos solidarios, y a la vez brindamos nuestro ejemplo y experiencias para propiciar y alentar los cambios que se demandan.

Destacan importancia de labor preventiva en atención a trastornos de conducta en Camagüey Cuba Libre

Destacan en Camagüey importancia de labor preventiva en atención a trastornos de conducta

La creación de los Centros de Orientación y Atención Pedagógica para lograr un mayor alcance en la identificación de los casos y el tratamiento a seguir, es uno de los retos del referido colectivo.

Miriam Menéndez Peña, metódologa nacional de la dirección de Educación Especial, explicó que en el país se realizan disímiles acciones con vistas a fortalecer la formación laboral de los alumnos de esas instituciones, a partir del desarrollo de talleres en distintas manifestaciones.

Entre las principales se encuentran carpintería, albañilería, confecciones textiles, educación doméstica y artesanía, además del trabajo en los organopónicos y la cría de animales como aves, ovinos, caprinos, cerdos. Las provincias más destacadas son Las Tunas y Pinar del Río.

Así lo precisaron los participantes en el Colectivo de Autores de las Especialidades de Trastornos de la Conducta, que sesionó durante tres días en la Escuela Pedagógica “Nicolás Guillén”, de la capital agramontina.

 La labor preventiva desde la enseñanza primaria, formación laboral de los alumnos, superación de los maestros, vinculación de los sectores y la atención a la familia, constituyen los principales desafíos de docentes, directivos y especialistas cubanos de las escuelas especiales para la atención a niños, adolescentes y jóvenes con trastornos de la conducta.

¿Una maestra especial?

Por Yanisleidy Prado Rojas/Adelante   CAMAGÜEY.- Con solo 25 años, Daymée de la Caridad Machado Isla asumió la dirección de la escuela especial de discapacidad sensorial Antonio Suárez Domínguez, inmersa en el dolor de dejar a sus niños autistas, pero dispuesta a asumir el reto, porque “no es fácil dirigir a personas mayores que uno”.
Su juventud sorprende cuando se presenta como la máxima autoridad del centro, más si se encuentra bailando junto a sus compañeros y los niños en el portal de entrada, en medio de las festividades por el Día del Bastón Blanco, que celebran cada 15 de octubre.
Y es que a esa institución la envuelve una magia singular que resulta del esfuerzo multiplicado de aquellos que decidieron trabajar allí, o llegaron por azares de la vida y decidieron quedarse. El afán de combinar el proceso docente-educativo con la atención diferenciada a las especialidades de sordos e hipoacúsicos y ciegos, ambliopes y de baja visión, la dedicación y las horas de desvelo, la exigencia y la caricia en el pelo... todo se convierte en amor; y eso se nota en cada rostro, en cada gesto, en cada rincón.
—¿Por qué escogiste la educación especial?
—En noveno grado participé en la escuela al campo apoyando a una primaria, y nada más podía me escapaba para la escuela especial. Desde pequeña tuve bien definida mi vocación.
—Tu familia, ¿cómo acogió la decisión?
—Al principio estuvo dividida: unos me apoyaban y otros se oponían, pero cuando vieron que superé la beca (siempre fui una niña mimada) se dieron cuenta de que iba en serio y todos estuvieron de acuerdo. Cuando supieron de la especialidad también pusieron sus peros, porque es muy difícil, pero me siento realizada porque es lo que me gusta. Ahora viven orgullosos de mí y participan conmigo en todas las actividades.
—¿Cómo llegas a esta escuela?
—A finales de tercer año de la carrera nos comentan de la necesidad de maestros, y al curso siguiente me fui a ejercer en la escuela especial Ignacio Agramonte, donde había niños con limitaciones físico-motoras, trastornos en la comunicación y autismo, que es la especialidad que de verdad me gusta.
“Allí comencé en preescolar con un pequeño con autismo primario y trastorno mental leve, caso que me ayudó en la tesis, que fue una propuesta de educación familiar encaminada a la aceptación del diagnóstico del espectro autista, que todavía se implementa. En dos cursos roté por donde hiciera falta, impartí diferentes asignaturas en varios grados, y ya recién graduada me preparé como psicopedagoga, fui jefa de ciclo y vine a prestar servicio aquí por un mes en marzo y desde entonces no me he ido, aunque me queda el pesar de haber dejado a mis niños autistas”.
—¿Qué tal la acogida?
—Llegar a los niños es lo más difícil, porque aunque son cariñosos, son nuestros primeros jueces, pero me encariño muy rápido y logramos fácil la empatía; sin embargo, entré en un centro donde posiblemente fuera yo la más joven, y la principal meta cuando diriges a personas mayores que tú es demostrarles conocimientos, así que no tuve vacaciones, estudiando el lenguaje de señas y autopreparándome para este curso, como directora, y en las materias propias de las especialidades.
—¿Extrañas el aula?
—Claro, pero esta nunca se deja. Todos los cuadros nos mantenemos vinculados directamente a la docencia con una asignatura en un grupo. En mi caso en la escuela tengo los salones de estimulación en edades tempranas; además, estoy dispuesta a continuar mi colaboración con la Universidad, donde daba clases de Psicología 5. También me gusta dirigir, desde estudiante lo hice, y cuando entras a visitar una clase y te piden ayuda, terminas dando una demostrativa. De una forma u otra sigues, no se deja la docencia.
—¿Cuáles son tus metas?
—Terminar el Doctorado, el proyecto está en La Habana esperando a ser aprobado, y trata sobre la atención psicológica a los niños autistas para su inclusión social; que los niños sean felices y aprendan; lograr que la escuela abra todos los días con el máximo de condiciones, porque aunque nos garantizan toda la base material de estudio, los módulos para los maestros, el transporte, la alimentación... (estamos priorizados), a veces se nos dificultan algunas cosas, como por ejemplo el esparadrapo, que se usa para la oclusión en algunos tratamientos, y entonces tenemos que practicar otras alternativas.
—¿Qué les dejas de ti a los niños?
—Les doy lo mejor de mí, desde bañarlos porque no vinieron bien aseados y darles la comida, hasta llevármelos para mi casa el fin de semana porque no recogieron a algún interno. Converso mucho con la familia, porque con todo lo que uno haga, esta es insustituible. Juego con ellos, a los de la casa de niños sin amparo familiar los saco a pasear. No tengo hijos, pero a ellos los quiero como tales, y a los de autismo que, menos “maestra”, me dicen mami, tía... los llevo hasta al médico y cuando una madre me llama para comunicarme que tiene algún problema, apago el fogón y salgo para su casa enseguida.
La educación especial en Cuba se ve doblemente afectada por el bloqueo: en los materiales docentes para estimular el desarrollo en estos niños y en los equipos médicos que necesitan.
Solo por concepto de reubicación geográfica del comercio, el Ministerio de Educación en Cuba sufrió pérdidas valoradas en un millón 245 000 dólares; mientras, la afectación monetaria acumulada en la salud pública asciende a más de 82 millones de dólares; 5 millones más con respecto al período comprendido entre abril del 2014 y abril del 2015.
Estas afectaciones se manifiestan en la imposibilidad de adquirir en los mercados estadounidenses medicamentos, reactivos, piezas de repuesto para equipos de diagnóstico y tratamiento, instrumental médico y otros insumos.

Alto valor al diagnóstico psicopedagógico en educación especial



Foto: Otilio Rivero Delgado/Adelante/Archivo
CAMAGÜEY.- (ACN) Profesionales de la educación de todo el país coincidieron en esta ciudad en destacar las experiencias del diagnóstico psicopedagógico en la enseñanza especial, como uno de los retos actuales del aprendizaje en la discapacidad intelectual.
 Durante un taller nacional científico metodológico sobre esa disciplina, maestros y directores de escuelas perfilan estrategias,  a través de conferencias y talleres, para promover la calidad del proceso educativo en esa especialidad.
Iosmara Fernández Silva, metodóloga nacional de los Centros de Diagnóstico y Orientación (CDO) del Ministerio de Educación, destacó la importancia de esas acciones en el contexto actual.
Cuba, a través de la red de esas instituciones desplegadas en el país, confiere singular atención a las características de los educandos, su familia y la comunidad, como base para consolidar el proceso enseñanza-aprendizaje, subrayó.
Un ejemplo en el territorio nacional de la labor preventiva, temprana y oportuna en la detección de necesidades educativas especiales es el funcionamiento del Programa Educa a tu Hijo, modalidad formativa de perfil comunitario.
La provincia de Camagüey mantiene un trabajo constante en esta área, con profesionales muy reconocidos y comprometidos, fundamentalmente en la atención a la edad temprana y preescolar, a la vez que fortalece los vínculos establecidos con la sede pedagógica de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte.
Otros temas a debatir en la cita serán la vinculación con los organismos locales, la superación de los docentes, la atención a la familia y la formación de los alumnos, así como también su futura inserción laboral.
El evento sesionará  hasta mañana, con el objetivo de originar experiencias innovadoras y prácticas transformadoras hacia una educación inclusiva de calidad.